Miguel del Arco, sobre 'Jauría': «el caso de La Manada marca un antes y un después en nuestro país»
por Antonio Rojano

PREGUNTA: Jauría recibió, entre otros, el Premio Max 2020 a Mejor Espectáculo Teatral y el XVI Premio Cultura Contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, ¿cómo ha sido volver a este espectáculo cinco años después?
MIGUEL DEL ARCO: Es la primera vez que hago revisión de un trabajo propio. Había tenido oportunidades de volver a dirigir alguna de mis obras, o me lo habían pedido, pero nunca había deseado hacerlo. Con Jauría acepté enseguida, dije que sí porque me apetecía hacer tal revisión. Al ser teatro documento, cuando la pusimos en pie en 2019 en el Teatro Kamikaze el suceso estaba muy reciente. Aún estábamos muy pegados a lo que pasó. Todavía, de hecho, no había salido la sentencia definitiva del caso de “La Manada”. Faltaba la del Tribunal Supremo, que saldría meses más tarde. Eran horas de tertulias, diarios y televisiones y, cuando de repente apareció Jordi Casanovas con el texto, dimos el paso adelante. En ese instante, todo el mundo opinó que no era el momento de hacer una exploración del caso desde el escenario. Y yo siempre me preguntaba, ¿pero esto por qué? ¿Por qué no? Fue muy polémico. Aparecieron voces contrarias, incluso tuvimos pintadas en el teatro... Con toda esa tensión nos pusimos a ensayar sin saber bien si lo que estábamos haciendo era bueno o malo, sin saber lo que iba a ocurrir con la obra. Luego, cuando contacté con la familia, quería tener la certeza de si íbamos a ayudar en algo a la víctima o si el punto de vista iba a ser lícito para seguir adelante. La gente venía con mucho miedo al espectáculo, pero, más allá del éxito, cada noche se producía una catarsis en el patio de butacas. Esto nos fue liberando y, a día de hoy, la función respira y existe desde un lugar mucho más libre. Esta libertad me ha permitido regresar a la función desde otro sitio. De hecho, hemos vuelto a revisar todos los testimonios, hemos recuperado cuestiones o textos que nos habíamos saltado o dejado atrás porque, al estar tan cerca del suceso traumático, nos encogían un poco el corazón. Este es un caso muy atípico, porque ella contestaba como contestaba en el juicio, porque no había violencia manifiesta, es decir, todo lo que ha convertido el caso en un paradigma. Estas características hacían también que fuera muy complicado llevarlo a escena sin pensar que estábamos haciendo un flaco favor al movimiento feminista o a la lucha contra la violencia machista. Ahora ha pasado el tiempo. Tenemos muy cerca a la chica, su opinión, sabemos que ha sanado y que ha empezado una vida, con su mochila pesada a cuestas, por supuesto, pero que va normalizando su vida. Eso nos tranquiliza. El montaje no ha cambiado radicalmente, pero sí que es mucho más libre.
PREGUNTA: ¿Cómo dialoga la pieza con todo lo que ha ocurrido también en España con el movimiento feminista?
MIGUEL DEL ARCO: El debate que plantea la pieza, para desgracia de todos, está plenamente vigente. Hemos avanzado mucho, vamos dando pasos agigantados, pero también queda mucho por hacer. Este caso se vuelve paradigmático porque marca un antes y un después en nuestro país. Hasta “La Manada”, parecía que la víctima de una agresión sexual tenía que convertirse en una víctima ejemplar, ser una buena víctima, parecerlo y, además, demostrar que se había defendido de sus agresores a capa y espada. El caso vino a cambiar esta perspectiva. Por otra parte, siempre estamos en España tirándonos piedras sobre nuestro propio tejado y realmente vivimos a años luz de otros países que pensamos que son mucho más civilizados que nosotros. Ya sea Alemania o Francia... Ahora mismo, por ejemplo, tenemos el caso de Gisèle Pellicot. Ella declarando delante de todos sus agresores. En Francia, como vemos, el debate del consentimiento ni está ni se le espera. Es decir, nosotros tenemos mucho adelantado sobre este tema y gran parte de lo que hemos construido como sociedad, gran parte de lo que hacemos para luchar contra esta lacra, también es culpa de lo paradigmático que ha sido el caso de “La Manada” y en cómo nos ha golpeado como sociedad.
PREGUNTA: ¿Qué se le puede decir al espectador que vio la obra en 2019? ¿Cómo será volver a Jauría en 2024?
MIGUEL DEL ARCO: La gente que la vio en su día llegaba igual que nosotros. Un poco arrasados por la actualidad. Ese público ahora, como yo, también tiene un punto de reposo que era necesario. Creo que el sosiego nos viene bien a todos y añade nuevas reflexiones al montaje. Al dejar a un lado toda esa cantidad de ruido, que había en aquel momento, podemos analizar mejor y valorar cómo ha cuajado este cambio tan brutal que ha sufrido nuestra sociedad. Creo que ese sosiego también viene bien para la reflexión. También creo que Jauría vuelve a ser un punto de encuentro, de un tema que sigue latiendo. No necesitamos ninguna justificación para volver a poner esto sobre la mesa y seguir hablando de ello, porque el problema existe. Además, aparte de algunos textos, hay un nuevo reparto. Me interesaba la perspectiva de trabajar con gente más joven que la del montaje original. Ellos están mucho más cerca de las edades de los acusados y de la víctima. Este salto generacional también pone de manifiesto una serie de cuestiones que en su momento no tuve en cuenta.
PREGUNTA: ¿Qué sabemos del proyecto de llevar Jauría al audiovisual?
MIGUEL DEL ARCO: Está en marcha. En su día nos ofrecieron la oportunidad, pero precisamente al no tener esa distancia temporal, ya bastante teníamos con sacar adelante una función de teatro. Con todo lo que nos estaba cayendo encima ni siquiera lo contemplamos. Con el paso de los años, también con la aparición del documental que se ha estrenado, estamos sintiendo la distancia artística suficiente para atrevernos a dar el salto. Queremos dar con una forma audiovisual partiendo exactamente de la misma premisa que la función. Es decir, partir de la dramaturgia de Jordi, que se dispara a través de los testimonios, sin usar una sola palabra de ficción, pero construyendo además una convención a través de las imágenes. Desde la divergencia de los dos relatos, víctima y victimarios, atravesamos los espacios reales en los que sucedió todo y las palabras cobran una fuerza diferente.
Antonio Rojano es dramaturgo y coordinador dramatúrgico de Nave 10 Matadero para la Temporada 24|25
Miguel del Arco es director de Jauría, que puede verse del 7 al 24 de noviembre de 2024 en la Sala Max Aub de Nave 10 Matadero. Consigue tus entradas en este enlace.